Mi mamá estuvo de visita en Israel, y uno de los días le prometimos a mi hija ir al pelotero.
Ella feliz e ilusionada llegó al lugar, para enterarse que estaba cerrado por un evento privado.
Naturalmente se decepcionó mucho y se puso a llorar desconsoladamente.
Finalmente decidimos ir a un shopping por la zona y por supuesto ella lloraba y se oponía.
Cuando llegamos al shopping resulta ¡que HABÍA FIESTA DE NIEVE!
Habían traido nieve del Hermon, espuma y música y sorprendentemente la pasó bárbaro, de seguro mejor que si hubiésemos ido al pelotero.
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Pensando bien, me di cuenta que eso eso nos pasa a nosotros mismos. Tenemos un objetivo, los planes no funcionan, lloramos, nos oponemos y no entendemos que a la vuelta de la esquina nos espera algo mucho mejor, solo DEBEMOS ENTREGARNOS Y CONFIAR EN HASHEM QUE ASÍ SERÁ.
Fundadora de Yadá espacio de conexión profunda.