"E Itró oyó todo lo que hizo Elokim a Moshe y a Israel, que los sacó de la tierra de Egipto".
Así comienza nuestra parashá.
Rashi a dicho pasuk, trae el midrash Mejilta y se pregunta: "¿qué oyó Itró, que lo hizo venir? y responde: la apertura del Mar de los Juncos y la guerra con Amalek.
No comprendí, si el pasuk mismo dice que lo que oyó Itró es que Hashem sacó al pueblo de Israel de Egipto, ¿¿¿por qué se preguntan qué es lo que oyó y más aún, por qué dan otra respuesta???
Y el Netivot Shalom asienta la aparente discordia, de una manera muy interesante y profunda:
El hecho que Itró haya oído que el pueblo de Israel salió de Egipto, no le obligaba a venir, dado que podía alegrarse desde su lugar en Midián.
Pero cuando oyó que después de la apertura del Mar de los Juncos, después de semejante milagro en que todos los pueblos comenzaron a temer y el amor de
Hashem por el pueblo de Israel fue revelado sin duda alguna, ¿aun hay un pueblo que puede salir a luchar contra Israel, y a intentar bajar las defensas espirituales del pueblo de Israel?, eso ya es un peligro espiritual demasiado grande y solo desde su lugar no puede enfrentarlo, debe unirse al pueblo de Israel y recibir la fuerza espiritual del colectivo para poder hacerle frente.
Eso mismo sucede con todos nosotros, a veces las pruebas de la vida son tan grandes, incluso que hemos visto grandes milagros, siempre hay voces internas que quieren demostrarnos que todo es natural, que no viene de Hashem, que debemos preocuparnos, quizás la próxima no logremos superarlo, no tendremos las fuerzas para hacerlo.
Estas voces que nos hacen sentir temor y dudas (en hebreo la palabra duda y Amalek tienen el mismo valor numérico), la única solución para enfrentarlas, es mediante la enseñanza de Itró: solos no tenemos la capacidad de enfrentarnos, solo no podremos superar dichas inquietudes, pero si unimos fuerzas, si nos apoyamos en la tradición milenaria del pueblo de Israel, en la Torá, en los milagros que ya hemos vivido sin fin, en la tefilá de todos los que nos rodean y nos aman, en la bondad Divina que no nos abandona ni un solo instante, no por nuestros méritos sino por ser Su hijo primogénito, eso es lo que nos dará fuerza a enfrentarnos a dichos pensamientos preocupantes, que no son más que herejía, al no creer en la infinita bondad Divina , al no confiar que solo cosas buenas provienen de Hashem.
Bs'd, que logremos sentirnos apegados a Hashem y a su pueblo y así seamos meritorios de ver y vivir grandes redenciones personales y generales.
¡Shabat shalom!
Además, te invito a ver este video comentario de la parashá de Itró, el cual incluye una meditación para internalizar lo aprendido.
https://youtu.be/K10zMRRQkNM
Tzvia Kusminsky
Autor
Fundadora de Yadá espacio de conexión profunda.