La semana pasada, mi hija finalmente regresó al colegio luego de seis largas semanas sin clases por el COVID-19. Durante ese tiempo, pasamos hermosos momentos juntos en familia y también muchísimas dificultades, ansiedad y falta de paciencia. Mi esposo y yo creemos que ella hizo un gran esfuerzo por estar bien, ser positiva, salir adelante y aceptar la situación. El domingo pasado, día en que regresó a la escuela, le hicimos un diploma resaltando los puntos de fortaleza que logró desarrollar estando en casa, entre ellos la paciencia, la independencia y la expresión de sentimientos.
Nuestro objetivo al recalcar estas cosas no es apañar las otras que también estuvieron presentes en forma menos positiva, sino resaltar los puntos de fortaleza para que sienta que los vemos, los valoramos y pueda seguir desarrollándolos y utilizarlos a futuro.
Si bien no es fácil y requiere práctica y voluntad, creo que la fuente de cualquier relación humana se basa justamente en hacer hincapié en las cosas positivas del otro, sobre todo de la pareja. No porque me ciego a lo negativo, sino porque al resaltar lo positivo creo un punto de partida que ayuda al otro a crecer desde allí y fortalecer estas características antes que otras.
Fundadora de Yadá espacio de conexión profunda.