Quiero compartir con ustedes, algo que me pasó el otro día con mi hija de siete años.

La historia se encuentra profundamente conectada a los procesos de acompañamiento emocional que hago, para ayudar a mujeres que necesitan trabajar angustia, miedo, decepción y demás sentimientos negativos respecto a relaciones interpersonales.

Solo que no pensé, que de manera indirecta, también influenciaría a mi hija.

Lo que pasó, fue que el viernes pasado, como sucede muchos viernes, cuando llega la hora de ayudar a poner la mesa y cambiar las sábanas de la cama, comenzó a mostrarse molesta, enojada, a hacer sin ganas y con quejas.

Esto generalmente lleva a que yo me enoje y le diga que “gracias por la ayuda, que no necesito nada, que me arreglo sola”, como uno suele reaccionar cuando siente frustración y no está enfocado en hablar en lenguaje positivo.

La cosa es que mi hija me vio realmente molesta, y cuando finalmente logró calmarse, agarró un cuaderno y se puso a escribir.

Cuando terminó vino a mí, orgullosa, y me mostró la tabla que les traigo aquí abajo, donde en la primera columna escribió que está muy enojada porque ella quiere pasarla bien (y no ayudar en la casa). En la segunda columna escribió que está contenta porque va a poder alegrarme. Y en la tercera columna puso que entiende a sus papás, que hace falta ayudar en la casa.

¡Anonadada! La niña realizó un proceso completo de acompañamiento emocional sin ninguna guía.

Primero descargó sus sentimientos negativos, luego pudo ver las necesidades del otro y finalmente comprender al prójimo y decidir cómo actuar.

Esta historia, me enseñó que cuando uno logra internalizar la forma de trabajar con sentimientos, esto no solo influye en uno mismo, sino también a nuestro entorno. Que de forma indirecta, las personas con las que convivimos aprenden también las herramientas para manejar su mundo emocional de manera más profunda.

Lo que me gustaría que se lleven de esta historia, es que todos podemos aprender a liberar sentimientos negativos de manera efectiva. Comprender nuestras necesidades más íntimas, y en base a eso decidir cómo actuar o llevar adelante la relación.

Si sientes que necesitas trabajar experiencias pasadas o presentes, relaciones difíciles o sentimientos que hace tiempo te acompañan y no te permiten avanzar, estás invitada a escribirme y con gusto evaluar la posibilidad de hacerlo en conjunto.

¡Espero tu mensaje!